En el mundo de la nutrición, hay una gran cantidad de información contradictoria que puede confundirte sobre lo que es realmente saludable. Los mitos sobre los alimentos a menudo están arraigados en conceptos erróneos que se han perpetuado a lo largo de los años. Aquí vamos a abordar y desmentir algunos de los mitos más comunes sobre la alimentación, basándonos en la evidencia científica actual. ¡Vamos a ello!
Mito 1: Comer huevos aumenta el colesterol
Los huevos de gallina son una fuente económica y rica en proteínas, además de ofrecer muchos nutrientes esenciales. Aunque contienen naturalmente altos niveles de colesterol, el colesterol de los huevos no eleva los niveles de colesterol en la sangre de la misma manera que lo hacen los alimentos ricos en grasas trans y grasas saturadas.
Colesterol en los Huevos vs. Colesterol en la Sangre
Existe una diferencia importante entre el colesterol que ingerimos y el colesterol que circula en nuestra sangre. El cuerpo humano regula la producción de colesterol a través del hígado, ajustando esta producción según la cantidad de colesterol consumido en la dieta. Esto significa que cuando se ingiere más colesterol de los alimentos, el hígado tiende a producir menos.
Estudios actuales han demostrado que, para la mayoría de las personas, el colesterol presente en los huevos no aumenta significativamente los niveles de colesterol LDL (conocido como “colesterol malo”). Por el contrario, podría incluso aumentar ligeramente los niveles de colesterol HDL (el “colesterol bueno”), lo cual es beneficioso.
Mito 2: El azúcar causa hiperactividad en los niños
La creencia de que el azúcar provoca hiperactividad en los niños comenzó a ganar popularidad en la década de 1970. Este mito se consolidó en gran parte debido al éxito del libro “Por qué su hijo es hiperactivo”, escrito por el alergólogo pediátrico Ben Feingold. En su obra, Feingold afirmaba, aunque con escasas pruebas, que los aditivos alimentarios, incluido el azúcar, estaban vinculados al comportamiento hiperactivo en los niños.
Sin embargo, estudios realizados en 1994 y 1995 han desacreditado completamente esta supuesta relación entre el azúcar y la hiperactividad. Estas revisiones concluyeron que no existe un vínculo entre el consumo de azúcar y el comportamiento hiperactivo en los niños.
Mark Corkins, presidente del Comité de Nutrición de la Academia Americana de Pediatría, afirma que el consenso entre los investigadores es claro: “no existe ninguna relación” entre el azúcar y la hiperactividad. A pesar de esto, la idea del “subidón de azúcar” persiste y parece estar más arraigada que nunca. ¿Por qué sigue siendo tan popular este mito?
Estos eventos, como fiestas de cumpleaños, barbacoas, picnics y días de playa, son situaciones que naturalmente fomentan la excitación y la hiperactividad en los niños. Incluso sin consumir azúcar, el simple hecho de estar en un entorno festivo y rodeado de familiares y amigos, a quienes no ven todos los días, actúa como un potente estímulo.
Mito 3: La leche es necesaria para tener huesos fuertes
La idea de que la leche es indispensable para tener huesos fuertes no es del todo precisa.
El calcio es esencial para mantener huesos fuertes y saludables, pero no es exclusivo de los productos lácteos. Mientras consumas suficiente calcio en tu dieta, tu cuerpo se encargará de mantener los niveles adecuados de este mineral en la sangre.
Cuando la ingesta de calcio es insuficiente, el cuerpo comenzará a liberar calcio de los huesos para asegurar niveles sanguíneos adecuados, lo que puede llevar a una disminución en la densidad ósea y a huesos más débiles.
Fuentes Alternativas de Calcio
Existen muchas fuentes no lácteas de calcio que pueden contribuir a una dieta equilibrada y saludable. Verduras de hojas verdes, almendras, tofu y ciertos pescados como las sardinas son excelentes opciones que también aportan calcio. Además, muchas bebidas vegetales están fortificadas con calcio y vitamina D, ayudando a mantener la salud ósea.
Mito 4: El azúcar moreno es más saludable que el azúcar blanco
Es importante no exceder la cantidad diaria recomendada de azúcar, que es de aproximadamente 5 cucharaditas de postre. Además, es crucial entender las diferencias entre los tipos de azúcar para tomar decisiones más informadas sobre su consumo.
El azúcar moreno pasa por menos procesos de refinamiento que el azúcar blanco, lo que le permite retener una pequeña cantidad de nutrientes adicionales. En términos de calorías, ambos tipos de azúcar son prácticamente iguales. La principal diferencia es que el azúcar moreno contiene pequeñas cantidades de vitaminas del grupo B y minerales como calcio, magnesio, sodio y potasio. Debido a esto, algunas personas lo consideran una opción más saludable.
Sin embargo, tanto el azúcar blanco como el moreno pierden la mayoría de sus propiedades beneficiosas durante el refinamiento. Aunque el azúcar moreno retiene algunos nutrientes, la cantidad es tan insignificante que no tiene un impacto real en nuestra salud, especialmente considerando que la cantidad de azúcar recomendada es mínima.
Ambos tipos de azúcar proporcionan calorías vacías, es decir, calorías que no vienen acompañadas de nutrientes esenciales en cantidades significativas. Esto significa que, aunque pueden aportar energía, no contribuyen de manera sustancial a nuestra salud nutricional.
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